Las presentaciones y discusiones de estos tres días de intenso trabajo, han señalado las características de algunos problemas colombianos, pero han mostrado también que muchos de ellos no son exclusivos del país sino que corresponden a órdenes más amplios que el nacional, afectando también a otros países en América Latina y en el mundo. La discusión entre personas con diferentes trayectorias de militancia, diferentes formaciones disciplinarias y visiones también diferenciadas en materia política y académica permitieron enriquecer el debate. Con ello también se buscó crear una posibilidad de articulación entre diferentes sectores sociales y propiciar la continuación de esos diálogos y encuentros entre la militancia, la acción social, la universidad, la investigación, etc.
Rescatamos en el Encuentro la importancia de los diálogos de paz que están teniendo lugar en la Habana, Cuba, entre el actual gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC-EP. Esos diálogos representan una posibilidad de discutir las causas de una guerra de más de medio siglo y de buscar posibles soluciones no armadas para el conflicto. Las dimensiones del conflicto colombiano también han sobrepasado las fronteras nacionales convirtiéndolo hace mucho tiempo en un asunto de importancia estratégica, tanto para los países de la región como para los Estados Unidos de Norte América. No obstante, fue resaltado que la eventual firma de un acuerdo de paz, no será por sí misma la garantía del cambio real en las dinámicas de dominación y explotación que han sido las bases del conflicto.
La participación y organización de amplios sectores sociales, comprometidos con la generación de cambios en las estructuras de poder, se expuso como un requisito fundamental para crear alternativas políticas y sociales concretas y para que lo acordado en la mesa de diálogos se transforme en una práctica real. Señalamos la importancia de este Encuentro como un espacio de debate, acción y movilización, local, nacional e internacional que promueve la discusión social de los diálogos de paz y de las causas del conflicto. En esa medida señalamos también la importancia del Encuentro como un ejercicio que ayuda a que las organizaciones sociales, los investigadores, los estudiantes, y otros tantos sectores, se apropien de las propuestas para darle salida a la confrontación. Así como para que propongan y construyan nuevas posibilidades, las discutan, las complementen y las legitimen.
Además de reconocer la importancia de la coyuntura actual de los diálogos de paz como un marcador de los grandes temas de la agenda política nacional, los objetivos del Encuentro abarcaron otros debates. Así, se discutieron también varios temas y experiencias que desde múltiples espacios y referentes de acción y de pensamiento son relevantes para los diferentes sectores que confluyeron en este Encuentro y de importancia capital para la transformación de las relaciones de dominación en los espacios de la vida cotidiana y de la lucha social. Sin intentar resumir esas discusiones, les presentamos a continuación una breve síntesis de cada una de las cinco mesas en las que se organizó el encuentro. No pretendemos agotar las discusiones o recogerlas en su totalidad sino trazar algunos de los principales aspectos que fueron discutidos en cada mesa, para orientar la lectura de estas memorias.
En la Mesa 1. Tierra, territorio y recursos naturales: La cuestión territorial es hoy más compleja de lo que lo fue al inicio del conflicto armado. El conflicto armado está anclado en medio de una disputa territorial estructural del sistema capitalista moderno colonial, y con sus dinámicas locales ayuda a profundizar y agudizar los procesos de dominación, explotación, exclusión y producción de pobreza y desigualdad. Procesos que se manifiestan de forma especialmente aguda en las territorialidades indígenas, campesinas y afrocolombianas, así como en la constitución de las periferias urbanas precarizadas. Sin la participación directa de las comunidades, estos problemas no podrán ser contemplados en toda su magnitud en los diálogos de paz de la Habana. Se expuso que los diálogos no resolverán todos los problemas al respecto y se propuso la necesidad de tratarlos en una Asamblea Nacional Constituyente. Las Zonas de Reserva Campesina fueron presentadas y discutidas como una herramienta importante para la paz y para generar marcos de apoyo básico a los campesinos. Se resaltó que las ZRC no nacen ni dependen de lo que se decida en la Habana sino que el fortalecimiento de su gestión integral se basa y se basará en la capacidad organizativa de las propias comunidades y en el respeto de estas territorialidades por parte del Estado. Conceptos como soberanía alimentaria, producción y cultura propias fueron esenciales para la discusión y la presentación de propuestas. Las ZRC sólo podrán subsistir y reproducirse social y económicamente en el futuro, con altos grados de autonomía y autogestión y con estrategias que permitan su ampliación.
En la Mesa 2. Políticas y modelos de seguridad, criminalización y militarización: Las presentaciones coincidieron en la necesidad de pensar los paralelos posibles entre Brasil y Colombia, señalando la importancia de tener en cuenta las particularidades de cada contexto local, como la de señalar el alcance planetario de algunos de los modelos de militarización de territorios. Las y los ponentes señalaron como elemento común la estrategia de las élites capitalistas y del Estado burgués de crear un enemigo al que hay que combatir y en nombre del cual se despliegan mecanismos de control poblacional: el comunismo, las drogas, el terrorismo, son algunos de los discursos de construcción de enemigos que han sido utilizados como excusa para el despliegue de estrategias de seguridad, generando diversas formas de violencia y militarización de territorios. Esa estrategia no solamente es productora de desarraigo y desplazamiento sino que es una forma de desestimular y combatir la movilización y la organización popular.
También fue señalada la ambigüedad que engendra el discurso de los Derechos Humanos, que muchas organizaciones han tomado como bandera de lucha pero que también han servido para justificar acciones violentas en contra de los sectores populares. Fue resaltada la importancia de la resistencia y la movilización populares, así como su potencial creativo en la búsqueda de salidas que permitan escapar del control militar y criminal del poder de Estado. La militarización de las relaciones socio-políticas fue señalada como una estrategia del capitalismo para el mantenimiento de su lógica económica y política. También se señaló que las formas de represión y de control territorial que ejerce el Estado burgués han utilizado tanto a los ejércitos legalmente establecidos como a ejércitos paraestatales y otras formas ilegales de acción.
Las políticas de seguridad, muy frecuentemente utilizadas en contra de las poblaciones más subordinadas y precarizadas, son generadoras de mecanismos para-estales de control (como los paramilitares en Colombia y las milicias en Brasil) y no se puede pensar que estos mecanismos sean una mera desviación o efecto no controlado. Estas guerras y violencias, y sus justificaciones, esconden relaciones de poder y violencias estructurales, cruzadas por elementos de clase, género y raza/etnia.
En la Mesa 3. Movimientos sociales, democratización y participación política: Fue subrayado en la mesa el carácter diverso de la constitución socio-cultural colombiana, así como su diversidad política. Fue particularmente discutida la diversidad de agendas y estrategias de acción de algunos grupos indígenas. Se discutió también que los grupos que han tratado de mantener formas culturales y sociales propias han debido enfrentarse a la violencia a través de la cual se impuso el proyecto de la modernidad, así como a otras violencias que intentan imponer proyectos de nación de manera forzada. El reconocimiento de la diversidad y autonomía territorial (en términos políticos, culturales y económicos) hacen parte de las principales reivindicaciones históricas de amplios sectores campesinos, indígenas y afrodescendientes. La dificultad de crear procesos organizativos autónomos fue señalada como uno de los principales obstáculos que ha obligado a que muchos sectores, aunque con reivindicaciones de autonomía, terminen relacionándose y negociando a través de la lógica de la política nacional y viéndose atrapados en las dinámicas económicas del capital nacional y extranjero.
Fue defendido que el debate amplio y plural debe contar con la participación directa de las comunidades, así como de aquellos sectores académicos que puedan aportar a las lecturas de realidad que correspondan a las características y necesidades de los pueblos. De esta manera, la articulación entre la producción de conocimiento y la lucha social en defensa del territorio fueron resaltados como principios fundamentales para la construcción de nuevas relaciones sociales que no estén basada en la explotación ni en la dominación. En la discusión se expuso que la participación política en Colombia ha estado marcada por el cruce de tres elementos: altos grados de exclusión, fuertes dosis de violencia, así como fuertes acciones y movimientos de resistencia. Fue hecho un llamado sobre la necesidad de reflexionar activamente a cerca de los aciertos y los errores que las “izquierdas” han cometido, para redefinir o redireccionar las bases, los fines y los métodos de las movilizaciones y acciones populares, así como los fundamentos del pensamiento libertador y emancipador.
En la Mesa 4. Educación, ciencia y tecnología: Las presentaciones de esta mesa resaltaron el hecho de que la educación no es sólo un asunto del maestro o de las instituciones educativas sino de toda la sociedad. Los procesos educativos son relaciones sociales afectadas por las dinámicas de poder y por los modelos económicos y políticos. Para reflexionar sobre la educación es importante analizar tanto las dinámicas cotidianas en las que se expresan esas relaciones de poder, como las condiciones estructurales en las que las prácticas educativas tienen lugar. Es especialmente importante, reflexionar sobre el papel del Estado en los procesos educativos, así como los modelos de nación que los orientan. Se planteó la necesidad de rechazar la educación que no respete las otredades y que con sus pruebas y exigencias de competitividad, tiendan a una educación alienada, homogenizada y hegemonizada.
Se resaltó también la importancia del conocimiento situado, así como de los saberes haceres otros, que no son minoría, o particulares, “étnicos” o “tradicionales” sino relacionales y universalizables. Fue señalado que el curriculum eurocentrado, usado ampliamente en todos los niveles educativos, ha significado la pérdida de valores culturales y saberes locales y se anotó que no hay saber separado del hacer. Por eso se cuestionó la artificial separación entre saber producido en la universidad y saber “aplicado” en las escuelas. Se expresó que lamentablemente algunas izquierdas han tenido dificultades para reconocer y respetar estas otredades, y sus saberes-haceres complejos; especialmente los conocimientos de algunos sectores afrocolombianos, indígenas y campesinos. También se planteó la necesidad de superar la división entre sujeto y objeto, la neutralidad y otros elementos clásicos de la metodología académica. Las estrategias de IAP se mostraron como un horizonte pedagógico-político que puede visibilizar, aprender y construir conjuntamente con esos otros saberes-haceres posibilitando la construcción de nuevos tipos de sociedades.
En la Mesa 5. Producción de desigualdades sociales, opresiones y exclusiones: En la última mesa fueron discutidas y presentadas diferentes formas en las que se producen y se reproducen tanto la dominación como la exclusión y la opresión. También fueron presentados algunos casos concretos en que estas dinámicas se manifiestan, específicamente en el acceso a vivienda y propiedad en Bogotá tanto de los migrantes históricos como de las personas desplazadas que han llegado más recientemente a la ciudad. Además del aspecto de la vivienda, fueron discutidas otras desigualdades que son mantenidas, reforzadas o creadas en el marco del desplazamiento forzado y en el contexto urbano a donde muchas de estas personas tienen que mudarse. Se resaltó que no todas esas dinámicas productoras de desigualdades obedecen a las mismas causas y no siempre se manifiestan de la misma manera, dando un énfasis especial a las desigualdades de género como productoras de opresiones estructurales. Fue expuesto que a pesar de la importancia de considerar las desigualdades originadas por la clase, no se pueden desconocer las desigualdades de género, de raza u originadas en otros sistemas de ordenamiento social. Se hizo una invitación para que sea realizado un análisis crítico al interior de los movimientos políticos de izquierda, comprometidos con la transformación de las relaciones de dominación, sobre cuáles son sus conocimientos, compromisos y prácticas anti patriarcales y antirracistas.
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